domingo, 26 de julio de 2015

La obesidad y sus consecuencias

La obesidad no debe preocupar nadie por como lo hace ver, sino por las consecuencias negativas que le acarrea al organismo.


Cuando el índice de masa corporal es mayor a 25 la persona padece de sobrepeso, y cuando supera los 40 ya se considera con obesidad.

Ese un trastorno que afecta a gran cantidad de personas alrededor del mundo, llevando a 2.8 millones hacia su defunción cada año. Se trata de una acumulación anormal de grasa, más allá del 20% arriba del peso ideal de la persona.

Nuestro cuerpo obtiene energía directa a partir de los carbohidratos; estos provienen de los nutrientes que consumimos. Los lípidos son un suministro de energía almacenada que se usa para largo plazo, y que por diversos factores puede llegar a acumularse de “muy gran manera” ocasionándonos sobrepeso u obesidad.

La obesidad es una enfermedad que consiste en la retención de grandes cantidades de grasa que generan aumento de peso y tamaño. Es un trastorno metabólico multicausal, en el que participan diversos factores: fisiológicos, sociales, genéticos y psicológicos.

En la Enfermedad de Turner y en el Síndrome de Down la obesidad se genera por alteraciones cromosómicas. También existe la predisposición genética a sufrir obesidad cuando se ha tenido un historial familiar del padecimiento.

Una persona puede volverse obesa debido a los siguientes factores:

  • ·         Desordenes en la dieta y poca actividad física: las personas consumen alimentos con alto valor calórico o alimentos en gran cantidad, y a esto le suman un estilo de vida sedentario. ¡Una mezcla directa al aumento de peso no magro!

  • ·         Existen los casos de obesidad por desequilibrios endocrinos como en el hipotiroidismo.
  • ·         También hay medicamentos que contribuyen a la acumulación de grasa, como es el caso de los corticoides y algunos antidepresivos.

  • ·         Hay trastornos en los que la persona no puede controlar su saciedad debido a problemas neurológicos y tiende a comer desaforadamente. En este tipo de trastornos su sistema nervioso central no logra regular los mecanismos de saciedad.


Respecto a su origen la obesidad puede ser de dos tipos:

  • ·         Obesidad exógena: esta se produce por malos hábitos alimenticios y constituye entre el 90 y 95 % de los trastornos de obesidad.

  • ·         Obesidad endógena: se debe a factores metabólicos y endocrinos. Es la menos frecuente: entre el 5 y el 10 % de todos los tipos de obesidad son de este origen.


Según la forma en que afecta a las células se distingue:
  • ·         Hiperplásica: en este tipo de obesidad el número de células adiposas aumenta en número. Comienza desde la infancia.
  • ·         Hipertrófica: en este caso las células adiposas aumentan de tamaño acumulando mayor cantidad de lípidos. Este tipo de obesidad se origina en la edad adulta.


Consecuencias de la obesidad
  • ·         La obesidad afecta el rendimiento físico del que lo padece, impidiéndole un desempeño óptimo en muchas actividades. El exceso de peso afecta las articulaciones como las rodillas y la columna vertebral, pudiendo llegar a causar daños irreversibles.

  • ·         El sistema circulatorio también se ve afectado haciendo que el corazón se sobreesfuerce al bombear la sangre por cada parte del voluminoso cuerpo. Un corazón sobreesforzado puede colapsar generando un infarto.

  • ·         Los depósitos de grasa en las paredes de las arterias producen ateroesclerosis que aumentan la presión arterial, pudiendo producir derrame cerebral o infarto.

  • ·         La obesidad también aumenta la probabilidad de sufrir cáncer, en especial el de colon, el de mama y el de próstata.

  • ·         La diabetes del tipo 2 (o sea la que no requiere el consumo de insulina) también puede desencadenarse debido a la obesidad.

  • ·         Ya por el aspecto psicológico, las personas que padecen de obesidad pueden sufrir baja autoestima y depresión debido a la discriminación y a la burla de la que son objetos.

  • ·       Las personas obesas tienen dificultad para respirar y para distribuir apropiadamente el oxígeno por todo su cuerpo. Los depósitos de grasa en el tórax presionan a los pulmones e impiden que estos se expandan adecuadamente.




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