Existen multitud de golpes y combinaciones
que se utilizan para desvanecer y acabar con el contrincante. Muchos de los
golpes van destinados hacia el mentón, buscando un nocaut contundente, “una
sacudida de cerebro”. También el público
espera ver muchos golpes al rostro, que desangren y acaben al rival; sin
embargo hay un golpe muy importante al que no todos ponen atención.
De todos los golpes que existen
en boxeo el más doloroso y devastador quizá
sea el gancho al hígado. No todos los boxeadores lo ocupan ni entrenan de la
manera adecuada; su ejecución es difícil y se arriesga demasiado el rostro al quererlo
aplicar; pero sin duda si se logra ejecutar con precisión y potencia, será más
que suficiente para dejar fuera de combate hasta al peleador más fuerte.
Efectos fisiológicos
El hígado está rodeado de una
capsula con muchas fibras nerviosas que conectan con el sistema nervioso autónomo.
Al recibir un impacto hay cambios de presión en el hígado, haciendo que se
estire y enviando señales al sistema nervioso autónomo, causando toda una
cascada de sucesos.
Los vasos sanguíneos de todo el
cuerpo, a excepción de los del cerebro, se dilatan; el ritmo del corazón disminuye,
lo que genera una disminución de la presión sanguínea. Esto hace que el peleador
colapse y ya no pueda levantarse.
El colapso se produce debido a
que el cuerpo intenta controlar la disminución de la presión sanguínea. La característica
paralización de las piernas y la flojera general del cuerpo son mecanismos que
el organismo utiliza para mantener un adecuado flujo sanguíneo al cerebro, y
con ello, mantenerse vivo.
Un golpe severo al hígado puede
llegar a hacer perder la conciencia. El dolor es bastante agudo, y difícil de
olvidar una vez se haya sufrido el impacto de tal terrible gancho.
El efecto que se produce, al
recibir un golpe en el hígado, igualmente podría ocurrir en cualquier otro órgano;
pero el hígado es el más afectado, ya que es bastante voluminoso y está poco
protegido.
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