sábado, 18 de julio de 2015

El extinto superpredador de El Salvador

Los predadores ocupan la parte alta de la cadena alimenticia, a su vez pueden servir de presa a otros predadores; pero hay algunos que ostentan el lujo de dominar sobre todos y no temerle a nada, ya que no hay quien se les oponga. Son animales dotados de gran poder y habilidad, con capacidad de hacerle frente a cualquier enemigo y cazar lo que se les venga en gana. Estos seres reciben el nombre de superpredador.


En El Salvador hubo un superpredador que, por su gran poder y audacia, influyo de manera notable en la cultura mesoamericana.  Sin competidores, ejerciendo su soberanía, el ingente jaguar se paseaba por los bosques tropicales del territorio cuzcatleco.

El nombre científico del jaguar es Panthera onca, y es el tercero más grande entre las panteras (en donde también figuran el tigre, el león y el leopardo). Posee la mordida más poderosa entre todos los félidos, lo que le permite matar a sus presas atravesándoles el cráneo hasta llegar al cerebro.

Desde la llegada de los españoles al jaguar se le conoció como el tigre americano. Su nombre deriva del guaraní yaguar que significa “auténtica fiera”.


Su dieta es muy variada, consumiendo roedores, aves, ciervos, tapires, pecaríes, peces, ranas, capibaras, animales domésticos. Su gran mandíbula le permite rompen el caparazón de las tortugas y matar a animales tan poderosos como caimanes y anacondas. Caza en tierra, sobre los árboles y en el agua, ya que domina los tres nichos (ya solo le faltaría volar… que cuando salta parece hacerlo).

El jaguar posee un gran parecido al leopardo africano; pero a diferencia de este, el félido americano es más grande, robusto y poderoso. Una forma de diferenciar entre ambos es fijarse en las manchas del cuerpo, en el caso del jaguar sus rosetas rodean a otra central, cosa que no sucede en el leopardo.

La influencia del jaguar en la cultura indígena de El Salvador se deja sentir al observar las estatuillas referentes a este gran félido en Cihuatán y las cabezas de jaguares encontradas en el occidente del país.



Desde los años 70 el jaguar se considera totalmente extinto de El Salvador. La subespecie que habitaba el país fue el P. onca centralis y se encargaba de sembrar el pánico entre todas las demás criaturas de la selva.

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